Conozco un reto que roza lo osadía, que realza la envidia, desconcierta al miedo, nos reitera que no somos un molde perfecto y que las cosas tienen un lado bueno, pero además un lado tan malo como el hecho de revelar un incesto, de fomentar el alcoholismo, de encubrir un suicidio o utilizar un adulterio con un familiar como moneda de cambio para la continuidad de un matrimonio fracturado. Demasiado agrio, demasiado cruel, por demás verdadero. Ese es el más complicado de todos los retos. Declarar o revelar la verdad que ocultamos y por supuesto, protagonizamos.
Nos entendemos protagonistas de una obra teatral vital con actos cuya crudeza puede paralizar nuestra intención de decir siempre la verdad. ¿Cómo no ocultar que la fidelidad no es la clave de nuestro matrimonio, que la enfermedad es incurable y nos conduce al caos físico, que nuestros hijos tienen un comportamiento inmoral o que nuestra debilidad emocional nos impide mantener la estabilidad laboral o emocional? ¿Cómo puede recuperar la valentía un cobarde que se acostumbra a la mentira como forma de vida?
Y esa forma de vida es la que tienen los protagonistas de Agosto, adaptación cinematográfica de la obra teatral del dramaturgo, guionista y actor norteamericano Tracy Letts quien fomenta el desnudo moral con tanta persuasión que me induce a pensar en que su inspiración en autores como Tennesse Williams o Willian Faulkner no es más que un velo estratégico que oculta una verdad autobiográfica escondida en la creación de personajes complicados.
Hay que ser listo para ser complicado
“Hay que ser listo para ser complicado”. Esa frase me martillea y no sé a santo de qué. Claro, ya lo sé. Cada vez que queremos saber más de lo que nos quieren contar, cada vez que pretendemos distorsionar la imagen que alguien se ha trabajado sobre sí mismo, cada vez que cuestionamos una afirmación, el contrario puede sentirse contrariado, estamos agraviando su mentira y queremos que despiece su verdad. Cuidado. Estamos siendo complicados. Estamos siendo listos y es mejor tirar por tierra nuestra incipiente idea. Es mejor que no insistamos porque ese contrario va a hacer todo lo posible por anularnos. Con frases y hechos hirientes intentará que no seamos tan complicados, abobando nuestras ideas, su mentira quedará a buen recaudo.
Y es que si un hijo es fruto de la relación con un cuñado nada mejor que convertirlo en un cobarde incapaz de mantener su estabilidad emocional o laboral. Así, al menos, lo entiende Matti Fae Aiken interpretada por Margo Martindale en Agosto (2014- John Wells) y así conduce la educación de su hijo Charles.
El actor Benedict Cumberbatch como Charles Aiken apenas levanta la cabeza del suelo durante la duración de su interpretación. Su postura, sus movimientos indecisos, su actitud sin rebeldía, su incapacidad emocional le impide ser complicado, le impiden ser listo. Su obstáculo es su madre. Su bastión será su padrastro y su hermanastra. Curioso vinculo, nada que objetar. La salvación no viene marcada por una regla. Da igual quien obstaculice, lo importante es encontrar el modo de acabar con ese dichoso obstáculo.
A veces la vida te acorrala
Con tanto obstáculo, no es de extrañar sentirse acorralados. Sentirse abarcados por un impedimento para ser feliz, para hacer efectivo una ilusión certera, para tener éxito como concepto profesional o para sentir que en el camino de la vida encontramos personas afines que nos complementan sin necesidad de engullir medicamentos que aturdan nuestras verdaderas sensaciones de malestar.
No estamos preparados para enfrentar pérdidas. Lo queremos todo y que todo sea fácil, sin peros, sin negaciones, sin amarguras ni contraindicaciones. Pero no es así, La vida te acorrala laboralmente, te acorrala emocionalmente, y te fractura sin medida. No estamos preparados para vivir. Estudiamos para una oposición que debemos aprobar sin dificultad, pensamos que la enfermedad puede curarse con medicinas, entendemos que si nos trabajamos la profesión, nuestro ejercicio laboral nos traerá éxitos y pensamos que las parejas no se disuelven y siempre permanecen en estado sólido. Siempre estamos preparados para lo bueno. Pues, va a ser que no. Verdad de la buena que esto no es así.
Verdad es que nuestro enfrentamiento a la vida debe ser para lo peor más que para lo mejor. Si conseguimos prepararnos para los fracasos, las caídas, las rupturas o las pérdidas, puede ocurrir que la tragedia sea perecedera. Pero, la verdad es que ni estamos preparados ni sabemos cómo hacerlo. Y peor es cuando nos rebelan de un golpazo todas las miserias, todas las verdades. La inyección de la mentira no nos sirve para paliar el dolor. ¿Quién quiere a Violet Weston (Meryl Streep) como madre, esposa, amante, hermana o hija? Nadie, ¿no? Pues, se siente, porque ella es la única que conoce, rebela, encarna la verdad en la película Agosto. Su lección final puede ser aterradora pero su familia se lo ha buscado. Sin verdad, no hay tregua. Sin verdad, no hay vida.
