La importancia de la salud mental viene tomando fuerza. Parece que hay una preocupación genuina sobre el cuidado emocional y psicológico; sobre todo a raíz de la pandemia.
Sin embargo, personalmente me hace ruido una cierta condescendencia y aprovechamiento para instalar el malestar dentro del mercado y utilizar la salud mental como estrategia para ganar credibilidad, confianza o visibilidad, pero que en el fondo no hay un verdadero interés por solucionar el problema y evitar las consecuencias.
Lo sucedido recientemente con Verónica Forqué me deja pensando que, como sociedad, realmente aún estamos muy lejos de asumir la relevancia vital que la salud psicoemocional tiene en nuestra vida.
Mientras la “locura” sea rentable, traiga audiencia y genere polémica, nadie se toma la molestia de mirar qué es lo que realmente está sucediendo con esa persona.
Si el malestar emocional genere negocio, mejor ponerlo de moda. No como una necesidad real, sino como una manera de generar beneficio.
“Está bien estar mal” es un slogan que, a mi parecer, no invita a reconocer la necesidad de ayuda sino a permanecer en un estado de precariedad psicológica. Puede que la intención sea buena, pero a mí me rechina.
Por otro lado, las redes fagocitan su propia falacia. Personas sin conocimiento hablan de salud mental, mientras que por otro lado se publican comentarios ofensivos y discriminatorios.
Las y los artistas, expuestos constantemente al escrutinio y el rechazo, sumado a las experiencias personales y el afán de reconocimiento (que muy pocas veces llega) o también el exceso de visibilidad, pueden generar desequilibrios que, si son ignorados, minimizados o ridiculizados por la persona en sí misma o por el entorno, van a traer consecuencias vitales.
La responsabilidad parte de nosotras mismas. La salud mental y el bienestar psicoemocional no es una tendencia de moda que promociona un influencer o una marca. Seamos conscientes para discernir una cosa de la otra y tomar las medidas necesarias para evitar llegar hasta el punto de no retorno.
Buscar ayuda, ir a terapia, conversar con alguien de confianza, saber escuchar y comprender.
Lo demás es sólo ruido.