¿Has tenido alguna vez un jefe al que hayas odiado profundamente? Sí, exacto, ese que ha hecho que los domingos por la tarde tus niveles de angustia se disparen a extremos difícilmente soportables. O el que consigue que las dos últimas horas de la jornada laboral se hagan interminables y que, levantarse cada mañana de lunes a viernes requiera poner a prueba tu fuerza de voluntad. Si no te ha pasado nunca, eres afortunad@. Yo no he tenido esa suerte y, a lo largo de mi experiencia profesional me he topado con varios jefes que han logrado convertir mi trabajo en un suplicio. Hoy soy yo la que, desde hace apenas un par de meses y (qué miedo) por primera vez, me enfrento a la tarea de ser la jefa de un pequeño equipo y no he podido evitar hacerme algunas preguntas difíciles: ¿qué clase de jefa voy a ser? ¿Despertaré los mismos sentimientos negativos que algunos de mis jefes lograron despertar en mí? ¿Seré capaz de no convertirme en uno de esos monstruos a los que tanto he criticado?
Primero soy una persona, después un recurso. Soy como tú. Tengo días buenos y malos. A veces estoy pletórica y a veces estoy cansada. También tengo hijos, obligaciones y preocupaciones que algunos días pueden resultarme agotadoras. A ti, jefe, te pasa lo mismo. Yo lo comprendo y, esos días malos, trato de empatizar contigo y hacerme cargo de tu situación. Por favor, ¿podrías tener la misma consideración conmigo? ¡De verdad, GRACIAS! Comparte el éxito y no sólo los fracasos Queridísima jefa, el viernes pasado saliste muy contenta de tu reunión de comité de dirección. Tus superiores e incluso varios de tus compañeros de comité te felicitaron por la excelente presentación que hiciste de los (también) buenos resultados del último mes. Por aquello de que era viernes te fuiste a comer con uno de tus compañeros y ya no volviste a la oficina. Nosotros, tu equipo, apenas nos enteramos de tu éxito. Esta semana las cosas no han ido tan bien y los planes no han salido como esperabas. De esto sí que nos hemos enterado, muy bien, de inmediato y con todo detalle. Sinceridad y Honestidad Te lo pido por favor, no me mientas. Quizás puede parecerte más fácil y cómodo. Quizás estás convencid@ de que me mientes por mi propio bien. Quizás consideras que tu posición jerárquicamente superior de da cierto derecho a hacerlo. Pero no es así! Al final todo se sabe y todas las cosas que no son verdad acaban saliendo. Cada vez que te pillamos en una mentira, por nimia que esta sea, estás rompiendo algo que tiene muy difícil arreglo. No me obligues, Convénceme. El artículo 33 está muy claro. No deja lugar a dudas. Esto hay que hacerlo; Y Punto. Hay que hacerlo así; Y Punto. No hagas preguntas Tontas, haz Tu Trabajo; Y Punto Querido jefe, a mí me parece que cuando no intentas convencerme de algo es, sencillamente, porque no puedes. …Y Punto. Ayúdame a Ayudarte Te crees muy fuerte, o quieres convencerme de ello. Estás por encima de las flaquezas y debilidades de los que estamos bajo tu mando, o quieres convencernos de ello. Quizás sea por eso por lo que nunca te molestas, más allá de lo imprescindible, en explicarnos porqué y para qué hacemos las cosas. …Con lo bien que hubiera salido todo si hubieras invertido tan sólo unos minutos en decirnos a dónde vamos y porqué.
Podría seguir, pero creo que, de forma casi involuntaria, me he centrado en las que cosas que, a mí, como subordinada, me han hecho sentir peor. Por supuesto, lo sé, cometeré muchos otros errores como jefa y seguro que muchos podréis darme buenos consejos basados en vuestras propias experiencias, tanto desde la posición de jefes como de la de “subordinados”. Todas serán muy bien recibidas y apreciadas. |
Elena. Desde la experiencia y con muchas limitaciones de las que soy consciente y otras no, ya que pides consejo, aqui va.
De acuerdo con todas las variables que has descrito y adicionalmente lo mas bonito y de mas valor en el trabajo de responsable de equipos es poner todo el foco y el esfuerzo en su desarrollo profesional y personal, a base de darles espacio para participar, asumir sus errores cuando por detras hay interes y seriedad, utilizar el reconocimiento «a lo bestia» y utlizar la transparencia en la comunicacion como herramienta diaria imprescindible.
Al cabo de un tiempo de paso tu serás una persona simplemente feliz.
Gracias por compartir
Me ha gustado tu articulo Elena, muy valorable y necesario ese punto de vista de aplicar la empatia en todas las direcciones, no sólo tenemos que ser empaticos con nuestros clientes o los potenciales; también en la empresa, tanto de arriba hacia abajo y viceversa. A veces esta visión no se contempla y o incluso está mal vista y la llaman algunos»peloteo», pero seria injusto exigir empatia solo en una direccion.
A ver, Coral: el «peloteo» es algo perfectamente bien definido y que jamás debemos confundir con una actitud de empatía o corrección. Lo digo, entre otras cosas, para no restarle exclusividad que lo pueda hacer objeto de estudio y reflexión, dado que es un fenómeno bastante frecuente allí en donde, al jefe, no le duele, ni el bolsillo, ni los valores de la empresa. Recíprocamente, dicha actitud – la del pelotillero-, enmascara una total y absoluta infectividad en lo realmente importante.
Dados los elementos que confluyen en el asunto, contrarios a aquellos que alimentan la verdadera empatía, esta situación se suele dar en instituciones públicas sobre todo, que es donde se le permite cierta viabilidad, pues paga quién paga: !!así nos va!!.