A veces, se cruzan en nuestras vidas personas ante las cuales cualquier cosa es una desgracia, a las que parecen emocionarles los males ajenos, a las que siempre les duele algo y más que a cualquiera.
Son personas envidiosas, que utilizan la crítica destructiva como bandera en su vida, que se permiten el lujo de hablar mal de los demás y juzgan a otros alegremente de continuo; personas que tienen la cara de sonreírte y cuando te das la vuelta te pegan la puñalada, que van de sinceras y lo que realmente esconden es una inseguridad pasmosa aliñada con un descaro que asusta.
¿Esta descripción tiene nombre y apellido? ¿En el camino de la vida has conocido a alguien así? Es este tipo de gente que va dejando una estela de malestar a su alrededor y un mal rollo que espesa el ambiente hasta impedirte respirar.
¡Ojo! ¡Gente tóxica!
No permitas que intoxiquen tu vida. Es lo suficientemente maravillosa como para que alguien te atrape con una paleta de color en la que el negro es el protagonista.
Lo mejor es estar cerca de gente amable, que se preocupe por ti, que sientas que te
quiere, que te ayude cuando lo necesitas, que te anime en los momentos de bajón, gente
divertida, con la que poder hablar de cualquier cosa, que viva su vida y no la de los demás, gente buena, optimista.
Rodeate de personas que merezcan la pena. Porque lo que tú le ofreces a la vida es lo que ella te devuelve a ti.