No Muerdas la Mano que te Da de Comer

Cuántas veces he oído esta frase en la vida… “No muerdas la mano que te da de comer” …

Pero ¿cuál es esa mano?

Durante años, la idea de la sociedad de “apesebrarse” y asentarse en lo más cómodo, o bien la necesidad absoluta, hacía esto: callar, no opinar, no aportar, no crecer… en definitiva “no morder la mano que le daba de comer”, porque desde el siglo XVIII hemos pensado que existía esa brecha entre la clase obrera y los empresarios. La Revolución Industrial que no todos los seres humanos adoptamos de la misma manera (mi lado extraño filosófico que más adelante conoceréis) hizo progresivamente acentuar estas diferencias.

Y durante mucho tiempo fue así por las condiciones evidentemente sociales, culturales, económicas y políticas. Pero hoy, ¿es verdaderamente así?

Sí es cierto, que ya en el siglo XX había una situación sociopolítica muy diferente a la actual, y particularmente tras la inútil y absurda Guerra Civil de nuestro país. Y sin meterme en política, que imagino todos pensáis que fue una auténtica masacre entre coexistentes, vecinos, amigos e incluso familiares, quiero contaros mi experiencia:
En mi tierra, en la que nací, Sevilla, les llamaban “los señoritos”, desde el cariño eso sí, con todo el respeto, admiración y agradecimiento del mundo.
Los señoritos eran la clase pudiente, vamos, el empresario, el que pagaba, “la mano que mece la cuna”.

He vivido historias de mis abuelos que contaban lo maravillosamente que crecieron en casa de los “señoritos” de sus familias trabajadoras que servían y trabajaban incondicionalmente a esas personas que les trataban bien y particularmente a los niños (era el caso de mi abuela) como una más de su familia. ¿Era aquella la mano que les daba de comer?

Sé que este artículo, va a levantar ampollas igual que otros anteriores, pero me gusta abrir debates, porque éste es el preámbulo de algo que pronto publicaré y quiero recibir opiniones de todos los colores, situaciones y pensamientos, porque seguro, enriquecerán mi conocimiento.

¿Cuál es la mano que te da de comer, la que te da trabajo remunerado o la que produce la remuneración?

Y aquí es donde todos, absolutamente todos, discuten. El choque eterno derecha- izquierda- arriba y abajo.

Esta pregunta la he realizado mil veces. Siempre he escuchado que es el empresario quién te da de comer, sobre todo, viniendo de boca de uno de ellos… Yo pago para… Yo te pago porque… Si no produces no me vales…

Y siempre lo dudé.

Y luego está la otra parte… La que quiere representar a todos los trabajadores luchando por imposibles conscientemente; la que cree que la clase obrera mueve el mundo…

Y ambas me cabrean profundamente, pero que muy profundamente.

Desde mi lado capitalista siempre he pensado…. La mano que da de comer es la que produce. O es que resulta ¿qué ese era mi lado luchador sindicalista activo?

Y ahora me toca el lado contrario, el lado de empresaria, veo que la mano que te da de comer es la que produce, porque, queridos empresarios, CEO´s, colegas: Nuestras personas son las que nos dan de comer, son las que producen, las que nos hacen crecer o no crecer.

Somos las personas las que movemos montañas, las que movemos muros, las que llegamos a lo impensable, pero siempre cuando nos cuidan y sabemos cuidar.

O tú, “obrero”, ¿piensas que eres indispensable para tu empresa? ¿Pero qué eres sin tu empresa? ¿Estas lo suficientemente preparado como para crecer por ti mismo? ¿Crees que tienes cualquier derecho por encima de todo? ¿Qué pasaría si muerdes la mano de tu jefe?

O tú, “empresario”, ¿qué serías sin tus empleados? ¿Estás preparado para una fuga de talentos? ¿crees que tu falta de ética o legalidad la aguantarán tus trabajadores? ¿Qué pasaría si muerdes su mano o sus manos?

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Acerca de Lidia Reina

Profesional del trato humano y personal en ámbitos laborales, Máster en RRHH. Apasionada por el deporte y la salud, con estudios de Historia realizados en la Universidad de Deusto y Licenciada en Historia del Arte por la UCLM soy una amante de las letras y de, a través de ellas, activar mentes y remover ideas. Coach deportivo y empresarial, accesible, cercana, cuyo lema es: “Haz lo que te deje dormir tranquilo”

4 comentarios

  1. Buenas María,
    sin duda alguna, viene por el egoísmo y el egocentrismo humano… Y muchas veces la falta de empatía como bien señalas (esa gran desconocida) . Desgraciadamente en estos tiempos, más que nunca necesitamos más «humanidad» y aún muchos (nos vamos a meter todos en el saco) a veces ni nos damos cuenta de qué ocurre realmente a nuestro alrededor de forma objetiva, porque no somos capaces de ponernos en los zapatos del otro…
    Pero, ¿sabes María? Aún tengo fe, confianza o esperanza en que el ser humano, realmente se convierta en ser humano.
    Un gran abrazo.

  2. Hola Lidia! me sorprende ver la cantidad de cosas que tenemos en común: nací en Sevilla, viví en la mancha y colaboré, desde mi trabajo en algunos trabajos con la UCLM, ahora vivo en San Sebastián y colaboro, igualmente desde mi actual trabajo, con la Universidad de Deusto. Y ahora estoy en el sector de los RRHH en un distribuidor de WK para Software HCM. Bueno dicho esto, no me lío más, decirte que tu artículo me ha parecido muy bueno y sobre todo valiente. Siempre he tenido esta diatriba, en algunos momentos más para un lado que para otro.
    Y nada, muchas gracias y un saludo

    • Wow Guillermo!!! Fascinante los paralelismos, no me des la envidia de vivir en Donosti, por favor, lo añoro mucho.
      Me agrada mucho que compartas esa visión ya que soy un «poquito» incisiva y me encanta arrancar sensaciones.

      Muchas gracias por tu comentario, un saludo!

  3. Hola Lidia buenos días,
    Muchas gracias por tu más que interesante reflexión. Personalmente considero que cuestiones como ésta y otras muchas, vienen dadas sin duda por el egoísmo innato del ser humano. Si fuéramos inteligentes, mejor dicho si aplicásemos de una manera práctica la inteligencia, nos daríamos enseguida cuenta de algo que por sentido común es evidente. En este caso y haciendo referencia al tema que nos ocupa, si tanto el empresario como el trabajador lograsen ver que el objetivo a cumplir es el mismo para ambos,, los dos lucharían y trabajarían en pro de éste. Es triste pero, por lo general, preferimos pararnos a discutir sobre cuestiones banales, que no aportan nada y que nos impiden evolucionar como seres humanos. Saquemos del bolsillo, el respeto, la generosidad, la empatía, las ganas de hacer cosas con ilusión, de modo que cada uno de nosotros en la posición que tengamos podamos dar lo mejor de nosotros mismos. Por cierto, yo también prefiero un café que navegar por Internet. Muchas gracias

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