La Brújula que Perdió el Norte

Didier Delamonica

Sin ninguna duda, existe hoy, en nuestro mundo occidental, una multitud de aspectos positivos y, de entre ellos, un progreso que sería insensato no reconocer, al mismo tiempo que, en el campo específicamente cultural, existe un deterioro que es necesario señalar. Si la cultura se empobrece, si la cultura se establece sólo como un mero entretenimiento, como empieza a ocurrir con alguna de sus manifestaciones, se producirá un debilitamiento grave en muchos aspectos de la vida espiritual, de la vida social, de las relaciones personales, de la política e incluso de las relaciones sexuales, porque la cultura abraza, impregna prácticamente todos los aspectos de la vida humana.

En el momento actual podríamos decir que las horas han perdido su reloj, una forma de expresar que el sentido común ha empezado a desaparecer, que la brújula ha perdido el norte y puede ser muy difícil volver a colocar estos casi inmutables principios en su posición correcta.

El concepto de cultura, cultivo, como primera acepción y, conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico, como segunda, según el DRAE, es perfectamente claro y explicable. A pesar de ello, a lo largo de estos últimos 40/50 últimos años, existe un proceso para ensanchar, para abarcar muchas cosas, para representar tanto a la vez que, hoy día, ya no podemos entender nada de lo que se decía y, sin embargo, lo quiere decir todo, que es una manera de decir “nada”.

Didier Delamonica

Todo se ha vuelto cultura y ya nada es cultura porque la cultura se ha identificado y ha pasado a ser una de las formas de distracción fútil y, con ello, se ha perdido calidad, se ha perdido profundidad, se ha perdido excelencia y, se ha perdido, sobre todo, la capacidad crítica que poseía, tradicionalmente, la cultura para cuestionar lo establecido, para problematizar lo que parecía logrado.

En cualquiera de sus manifestaciones, la cultura se encuentra en este estado letárgico pero en las artes plásticas, visuales o audiovisuales, por ejemplo, existe una confusión que ha echado por tierra aspectos importantes de las mismas. Así, en el momento actual es muy difícil encontrar una definición, un concepto genuino, con respecto a lo que es bello y lo que es feo. Incluso la noción misma de belleza y fealdad está siendo cuestionada por la postmodernidad y el arte, en todas sus manifestaciones. Ya no se debe, según muchos de sus autores contemporáneos, pretender alcanzar la belleza, esa excelencia formal pretérita que era una característica definida.

Didier Delamonica

Ahora no, ahora basta representar algo que provoque la ruptura con el pasado y prestarse a toda la ambigüedad del mundo, conduciéndonos inexorablemente a las manos de embusteros, vivos, oportunistas, que al final, frivolizan al autor auténtico, único que realmente hace un trabajo novedoso y creativo. Casi no hay posibilidad de una diferenciación clara puesto que los cánones tradicionales han saltado en pedazos y no podemos diferenciar lo auténtico de lo que es postizo.

Vivimos una dictadura de papanatismo. La función que tenía la crítica la posee actualmente la publicidad, el marketing, los intereses creados que trabajan en función de ciertos objetivos sin poseer nada que les ligue con la creatividad ni con el arte.

Y, este proceso tiene lugar en todos los campos de la cultura. Se ha impuesto un arte visual light, una literatura ligera, una música sorda, que sólo persiguen entretener y divertir, dos de las funciones de la cultura desde que podemos establecer que existe, pero no las únicas y, además, sin adquirir el sentido más profundo de una experimentación.

Didier Delamonica

Al mismo tiempo, la cultura debe responder o plantear preguntas que establezcan una problemática que trascienda lo puramente actual, que se dirija a la conducta de la condición humana, de la vida. La cultura, ahora, no puede quedarse en una mera diversión que compite con otras formas de entretenimiento, lo que significa un abaratamiento, una frivolización banal de la misma. Este es un fenómeno general del que existen muchas explicaciones pero la tendencia parece ser esta. Si no existe una rectificación, una reacción a tiempo, podría tener consecuencias imprevisibles para el futuro.

 

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Acerca de Antonio Campillo

Doctor en Pedagogía y Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Murcia. Profesor de Cinematografía por la Universidad de Valladolid. La Naturaleza. La Literatura, la Historia y las Civilizaciones de todas la épocas. Leer. Escribir. El arte en todas sus formas de representación. La imagen estática y dinámica. La realización, dirección y montaje de cine. Las antigüedades artísticas y culturales. La Astronomía. La miniaturización. Deportes acuáticos y gimnásticos. La Ciencia y el Saber. Una persona que ama y respeta el honor, la libertad y la vida, por encima de sus máximas aficiones: el amor, el saber y la profesión que ha ejercido durante más de cuarenta años, Profesor.

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